ENTREVISTA A AMAYA JIMÉNEZ
¡Buenos días, Amaya! Bienvenida a El Rincón de Eleniya es un placer poder contar contigo hoy.
Primero de todo, darte la enhorabuena por el espectáculo “Magna mater”.
Es muy necesario en los tiempos que estamos hablar de estos temas de conciliación. Como mujer trabajadora y madre ¿cómo te has sentido en la parte laboral?
Ha sido muy difícil conciliar mi profesión con la maternidad. Fui madre por primera vez a los 35 años y venía de un ritmo frenético de trabajo y formación al mismo tiempo, pero no había llegado todavía a tener ese éxito profesional que te sitúa en alguien conocido, y que supongo que hace que te lluevan las ofertas.
Yo siempre he sido creadora, es algo innato en mí, y la maternidad me rompió el ritmo, me paralizó de forma natural, tanto a nivel físico como mental. De todo este enjambre nació Magna Mater, en 2018, cuando mi segundo hijo tenía 2 años.
Cuéntanos un poco sobre este espectáculo.
Magna Mater es “un espectáculo único en su especie”, es lo que se ha dicho de él, y a mí me encanta esta definición.
Me parecía necesario contar esa parte de la maternidad que no se cuenta. Hay un speech en el que nombro todas estas cosas.
Por otro lado, está el tema de la herencia. Nunca me he visto tan reflejada en mi madre como cuando lo he sido yo misma.
Ella empezó a trabajar con tan solo 8 años de edad. Es de un pueblo de Albacete, Tarazona de la Mancha, y llegaron a Madrid, como tantas personas, después de la Guerra Civil; mis abuelos eran de izquierdas y no estaban bien vistos.
He crecido con toda esta historia, mi abuela materna siempre estaba hablando de la guerra y de un hermano suyo al que mataron, pero nadie nunca me contó lo que pasó realmente. Al comenzar a gestar Magna Mater, empecé a investigar también mi historia familiar materna y la trasladé a escena a través de un wasap narrado por mi madre, en el que voy trabajando la cámara lenta como metáfora del viaje, de la mochila con la que llegas a este mundo.
Y todo esto amenizado con 5 músicos en directo y con el flamenco como hilo conductor.
Y aquí hago un inciso. Hay muchas formas de enfrentarse al flamenco y de utilizarlo. Durante muchos años me he sentido algo esclava de él y un tanto acomplejada porque no soy una bailaora al uso. El flamenco, la copla, para mí, es un lenguaje materno, pero como creadora que soy necesito contar historias y no sentirme supeditada a su ortodoxia. Por lo tanto, ahora lo utilizo como mero transmisor de emociones.
¿Cómo te has estado preparando este personaje?
Bueno, en realidad, no hay personaje, soy yo misma, trato de ser honesta conmigo y con el público.
Dada la situación actual del Covid-19, ¿cómo se lleva el tema de la actuación y ensayos?
Uffff, haciendo encaje de bolillos y cruzando los dedos todo el tiempo…
Además, los que hacéis espectáculos tenéis un doble valor ya que todo se hace en directo, cuando te subes al escenario ¿sigues sintiendo esos nervios de la primera vez?
Sí, claro, aunque yo no soy de las que se ponen excesivamente nerviosas antes de salir a escena. Para mí, el escenario es algo natural, lo disfruto y me siento como en casa.
¿Cómo te diste cuenta que lo tuyo era dedicarte a la danza y al teatro?
Lo he sabido siempre, pero el camino ha sido arduo y difícil.
Vengo de una familia muy humilde y sin tradición artística profesional, aunque mi madre siempre ha cantado copla en casa y he mamado la fiesta y el teatro en las fiestas familiares.
Mi madre es la mayor de cuatro hermanas y durante todas las navidades se reunían y formaban unas juergas maravillosas en las que yo, con mis primas, aprendí a hacer teatro…
Sin embargo, cuando tuve que elegir carrera, a pesar de que empecé a bailar a los 11 años, mis padres no lo veían como una salida profesional, por lo que estudié Magisterio, siendo consciente de que no me gustaba nada y haciendo muchísimo esfuerzo porque trabajaba los fines de semana para pagarme las clases en Amor de Dios. Después oposité y empecé a trabajar como maestra con 20 años y ahí fue cuando me decidí a estudiar Teatro. Así que, imagínate, me levantaba a las 6 de la mañana para ir al colegio y al salir estaba en la escuela de teatro hasta las 10 de la noche. Eso durante 3 años seguidos. La verdad es que no he parado… Ha sido duro, pero es mi vocación.
¿A qué edad empezaste?
Comencé a estudiar flamenco en Vallecas a los 11 años.
¿Dónde fue tu primera actuación?
En un centro social de Vallecas, tendría 12 o 13 años, me acuerdo perfectamente, ahí supe que aquello era lo mío. Mi profesora, Dolores Giménez, nos llevó a las mejores alumnas y yo lo disfruté muchísimo. Me encantaba bailar flamenco….
¿Con qué artista te gustaría compartir espectáculo?
Ufffff, ¡¡¡qué pregunta!!! Con muchísimos…
En danza admiro a muchísima gente. Siempre fui fan de Belén Maya y me encanta Marcos Flores o Karen Lugo. En teatro me gusta mucho el trabajo de Laila Ripoll sobre la memoria histórica y también el de La Zaranda Teatro.
¿Cómo has sufrido en tu profesión el tema de la pandemia?
Bueno, a mí el teatro me ha salvado la vida… Mi padre dio positivo en la primera ola y falleció en tan solo 4 días. Ha sido un palo tan, tan grande que gracias a mis proyectos he logrado tirar para adelante. Ahora todas mis actuaciones van dirigidas a él.
Actualmente, estás trabajando en el próximo estreno de “CHAPEAU”, un homenaje a Las Sinsombrero, las mujeres artistas del 27, en coproducción con La Lavandería Teatro. ¿Puedes darnos un adelanto?
Sí, se estrena el próximo 6 de mayo en el Centro Cultural Paco Rabal y va en la línea de Magna Mater, es decir, con música en directo, danza y texto, solo que esta vez hay una dramaturgia al uso.
Carmen López y Mendoza ha escrito una historia preciosa sobre dos personajes, Remedios y Conchita, que son dos mujeres anónimas, desconocidas, que sueñan y juegan con ser otras, aquellas que no se atreven a ser y que son Las Sinsombrero: Maruja Mallo, Josefina de la Torre, Margarita Manso, Marga Gil Roesset, Concha Méndez y Ernestina de Champourcin.
¿Tienes algún ritual que hagas antes de subir al escenario?
Pues la verdad es que no soy religiosa, pero siempre me santiguo (Risas).
Para concluir la entrevista, darte las gracias por dejar que mi blog tenga un “rinconcito tuyo”. Te deseo muchos triunfos en la parte laboral y, sobre todo, en la personal.
Muchísimas gracias, ha sido un placer.
Me ha encantado la entrevista. No conocía el espectáculo pero me llama mucho. 😘😘😘
ResponderEliminar¡Muy buena entrevista!
ResponderEliminarUna entrevista tan buena como el espectáculo, enhorabuena!!
ResponderEliminarBesos 💋💋💋
Pues me encantaría verlo, creo que me gustaría mucho.
ResponderEliminarBesitos.