Primer Trimestre (Parte 1)

 Primer trimestre

Ahora empieza todo lo nuevo...

Empiezas a descubrir que el embarazo dura nueve meses, pero equivale a cuarenta semanas. 

Todas, cuando estamos embarazadas, parece que hablamos en otro idioma. 

Sobre todo, cuando hablas con amigas y le dices: "estoy de 32+2". Yo, la primera vez que lo escuché o leí, no me enteraba de nada.

Pensaba que ese más se refería a otra cosa... Inocente de mí.

Pronto empezaría a hablar así y con otros términos raros.

Se podría hacer un diccionario sobre todos estos términos. 

Es verdad que yo me enteré justo al mes y medio (seis semanas aproximadamente). Parece que no, pero ya estaba a mitad casi del primer trimestre y no me había dado cuenta.

Los primeros síntomas eran difusos...

Lo primero que noté fue el hinchazón y molestias de pecho. Yo al principio lo relacionaba con que me iba a bajar la regla. Ilusa de mí, no la vería en un gran tiempo...

También me notaba, aunque quede feo decirlo de mí misma, radiante. Tenía un resplandor en los ojos que ni el cansancio de todo el día lo apagaba.

Ese fue el síntoma con el que mi madre nada más verme me dijo que si me había bajado la regla, que me notaba diferente. Ahora entiendo que lo que no sepa o te note una madre no existe.

Lo que era todo felicidad e ilusión empezó a ponerse más feo. No era nada grave, pero empezaron las molestias de estómago... ¡Dios, que incomodidad! Es verdad que tuve suerte de no tener las típicas náuseas ni vómitos. Que, por lo que me han comentado, son desesperantes...

Lo que yo sentía era ardor de estómago y sobre todo al caer la tarde crecía. Mientras que a otras les cuesta desayunar, para mí era la mejor comida del día.

Cuando fui al ginecólogo me dijo que había casos en los que iba desapareciendo al pasar el primer trimestre. Así que ahí estaba yo, contando los días para que llegara ese momento.

Al tener esos ardores, las cenas eran de lo más raras, ya que no debía estar en ayunas tanto tiempo, algo lógico cuando un ser se alimenta a través de ti.

Muchos días cenaba un "colacao", justo me pilló en invierno y me apetecía muchísimo el tomar algo calentito.

También me dio por el queso. Algo que destacar de este embarazo es que descubrí que el bebé digiere por nosotras la LACTOSA. Sí, casi lloro al enterarme. Yo soy intolerante a la lactosa, es verdad que tengo unos límites bajos, pero aún así hay veces que me sienta como una patada.

Ahora entiendo que yo no tuviera antojos, sino que quería tomarme toda la lactosa que pudiera...

Quesos, leches, helados...todos eran bienvenidos.